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Cristina y Pedro, Pedro y Cristina… la verdad es que no se como empezar.

Antes de realizar esta sesión, antes de conocer a esta pareja, pensé que sería otra sesión más. Una de esas sesiones en las que te esfuerzas por contar una bonita historia con imágenes. En la que intentas extraer de cada beso o de cada gesto de cariño un marco que les sirva de recuerdo. Hay veces en las que cuesta ganarte la confianza de la pareja, en las que necesitas ser prácticamente invisible para que ellos se olviden de que hay un personaje cargado con una cámara y unos cuantos cacharros por las inmediaciones.

Cristina y Pedro me han marcado, me han dejado huella. Por ser tan sencillos, por ser tan naturales, por tener siempre una sonrisa que regalarme aunque lo que les estuviera pidiendo es ir a una fábrica abandonada infectada de mosquitos y sospechosos ruidos.

Con todos estos ingredientes he preparado tan suculento plato. Aquí os dejo una muestra de lo que ha sido su «preboda». Utilizo las comillas por que resulta curioso llamarle preboda al reportaje de una pareja que lleva felizmente casada tres años. Y es que cuando Cristina me explicó como les llovió a cántaros el día de su boda y el porqué no pudieron tener la preboda y postboda que les hubiera gustado. No solamente no le dije que no, si no que le prometí que tendría el reportaje de sus sueños, una sesión con mucho «love».

Mientras termino de procesar su sesión de «postboda» os dejo con la «pre.»

Espero que os guste.

Ha sido un placer conoceros. Sois encantadores.

Un abrazo!